Futbolistas como Garrincha,
Romario, Neymar, Cafú, Bebeto o Adriano
se criaron en las favelas antes de
llegar a convertirse en futbolistas de talla mundial. Nacer y crecer en las
favelas no es sencillo. El porvenir de un niño en ellas es duro a tener que
convivir con una realidad complicada donde la pobreza, la delincuencia y la
drogadicción afloran en estos laberintos de calles. Esta dura realidad adulta
se entrecruza con chavales jugando a fútbol en cada rincón soñando con alcanzar
la gloria de jugar en Maracaná vistiendo
la amarela.
Encontrar una salida de vida digna en las favelas no es
sencillo. Los habitantes de estas zonas apenas alcanzan a ingresar el salario
mínimo. Son mayoría las familias que buscan, en esta zona, encontrar una salida
legal para llevar un plato de comida a la mesa. Sin embargo, el dinero fácil de
la delincuencia y el narcotráfico son un duro enemigo al que combatir. Son
pocos los que, después de crecer jugando al fútbol en las calles, han
conseguido llegar a vivir del fútbol profesional. Son muchos más, los que han
terminado por sucumbir a la delincuencia y caer vencidos por una bala. Como
dicen en Río salir de una favela es complicado, pero sí es imposible olvidar
que has formado parte de ella.
Contar el origen y la historia de estos asentamientos
urbanos que siempre se emplean para construir relatos de superación y éxito de
los futbolistas que pueblan la prensa deportiva o caídas en el ostracismo como
el caso de Adriano alias “El emperador”, es una tarea necesaria. Las
favelas de Río de Janeiro se originaron a finales del siglo XIX, justo en el
momento en el que Brasil comenzaba a
dejar atrás el feudalismo de la casa real portuguesa y comenzaba a dar los
primeros pasos para abolir la esclavitud que, muchos de sus países vecinos, ya
habían llevado a cabo décadas atrás.
A mediados del siglo XIX prácticamente la mitad de la
población de Río estaba formada por esclavos. Esta acumulación de esclavos en
un área geográfica local generó todo un movimiento en favor de la abolición de
la esclavitud que comenzó a cobrar gran fuerza política. Estas reivindicaciones
se difundieron por todo el país provocando una ola de migración del campo a la
ciudad de quienes optaban por escapar de la vida en las plantaciones. Esta
primera oleada de migración a la ciudad dio origen a los quilombos (aldeas de
chabolas), antecesores de las actuales favelas.
La esclavitud se mantuvo en Brasil hasta 1888 y fue abolida
por la hija del emperador Pedro II,
aprovechando su papel como regente durante un viaje al extranjero de su padre.
La idea de abolir la esclavitud llevaba años siendo tenida en cuenta por el
emperador portugués. Éste nunca se atrevió a dar el paso debido a los temores y
las presiones a las que se veía sometido por los grandes oligarcas brasileños.
Sus miedos no eran para nada infundados ya que, un año después de tomar la
medida de abolir la esclavitud, estos grandes terratenientes dieron origen a un
golpe militar que acabó con la dinastía brasileña por haberles privado de sus
propiedades humanas.
La primera favela, en contra de lo que podríamos pensar, no
existió en Río. Ni siquiera apareció en otra ciudad. No. La primera favela
nació en un entorno rural del nordeste del país. Allí, un predicador llamado Antonio Conselheiro, fundó una ciudad
llamada Canudos que estaba formada,
prácticamente en su totalidad, por antiguos esclavos y, desde allí, comenzó
toda una revolución fiscal. La ciudad llegó a tener más de 30.000 habitantes
que no sólo reclamaban la abolición de la esclavitud sino que se negaban a
pagar impuestos. Esta situación provocó un conflicto abierto con el gobierno
del país que envió a miles de soldados a sofocar la rebelión empleando la
fuerza. 15.000 personas murieron antes de que Canudos se diera por vencida.
Todo este episodio histórico quedó novelado por Mario Vargas Llosa en su libro La
guerra del fin del mundo.
Tras esta victoria del ejército, el gobierno brasileño tomó
la decisión de no pagar a los soldados que habían acudido a aplacar la rebelión
en Canudos. Su respuesta ante esta medida fue emular a Conselheiro construyendo
su propia aldea en las colinas de los alrededores de la ciudad de Rio. Esa
aldea dio origen a la primera favela: Morro da Providencia. Durante todo el
sigo XX, cientos de miles de campesinos pobres y esclavos emancipados,
acudieron a Río y se fueron instalando, también, en las colinas. Vistas desde
fuera, las viviendas nos pueden parecer destartaladas, pero
seguro que son una opción mucho mejor que trabajar en grandes plantaciones para
un amo. Miles de brasileños del campo eligieron las promesas de una vida mejor
que ofrece la ciudad a la miseria de una vida rural sin expectativa de mejora.
Las condiciones de vida en las favelas nos parecen
infrahumanas. Pero ocurre que esta visión la podemos tener ya que la valoramos
desde una posición sesgada (entorno urbano occidental Madrid, Barcelona,
Londres, París…) en la que empleamos como comparador nuestra situación para
contrastarla con la de los habitantes de estos asentamientos. Grave error. El punto de
comparación debemos hacerlo con las condiciones de vida que están presentes en
las zonas rurales de Brasil. La pobreza en las favelas abunda sí, pero su
incidencia es mucho menor que la que está presente en zonas rurales como… Y es que las condiciones de pobreza son mucho
peores en estas áreas que lo que podemos ver en las ciudades en aspectos como
acceso al agua potable, tasas de pobreza, escasez de alimentos…
La migración del campo a la ciudad va acompañadas de
prosperidad material. Aunque el lugar de destino en la ciudad sea una barrio o
una zona muy depauperada, éste siempre ofrecerá mayores oportunidades para el
ascenso social. Hay más recursos de sanidad pública, escuelas públicas,
oportunidades de negocio… Las condiciones de vida en las favelas no son para
nada fáciles, pero pese a ello, ofrece una mejor vía hacia la mejora y la
prosperidad de los más pobres y del conjunto del país que las zonas rurales
aisladas. Vivir en la ciudad aumenta el riesgo de atropello, aumenta las
probabilidades de ser víctima de una agresión o un acto violento pero, al mismo
tiempo, aumenta en mayor proporción las oportunidades debido a un mayor acceso
al conocimiento para salir de la pobreza
y romper el techo de cristal de las zonas rurales. Además, hay un último
factor que debe ser tenido muy en cuenta para entender la vida en las favelas.
En estas el gobierno destina más recursos y aplica más medidas para mejorar la
existencia de sus habitantes que, las que aplicará por todos los pobres
invisibles que viven en el campo.
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